Cuando hoy hemos estudiado en clase las rocas y los minerales, salió el nombre "MALAQUITA" y os hizo mucha gracia. La malaquita es un mineral muy utilizado por las antiguas civilizaciones; su color es verde intenso y muy apreciado para la elaboración de joyas.
Bueno, voy al grano. Os comenté que cuando era pequeña me enseñaron una poesía en la que se nombraba este mineral. Aquí os la dejo para que la leáis y -si queréis saber más de su autor- no tenéis más que clicar en su firma...
A Margarita Debayle
Margarita, está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?,
te he buscado y no te hallé,
¿y qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?".
La princesa no mentía.
Y así dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad".
Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar".
Y ella dice: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas, por el viento
fui a la estrella y la corté".
Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver".
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz.
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí".
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella
pues ya tienen el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
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